LOS AZTECAS

Comparte con Google Plus

Después de todas las civilizaciones que habitaban centro América, en el momento de la conquista española, aquella azteca era ciertamente la más fuerte y desarrollada.

Originariamente los Aztlán, una región mítica en el norte de Méjico, los aztecas se referían a ellos con el término Mejica o Tenochca. El uso del término “azteco” que en náhuatl (la lengua originaria) significa “aquellos que vienen de Aztlán”, se usa para definir esta población solo después de su colonización. El término “mexica” tiene también significado incierto: se cree que es la palabra nahutl que indica el Sol, mientras algunos historiadores encuentran una referencia que está en el opuesto, y que querría decir “ombligo de la luna” (del nahuatlmetzli “luna”, y del xictli “ombligo”) conociendo el culto del Sol propio de esta civilización se tiende además a preferir la primera posibilidad.

La leyenda cuenta que en Méjico partieron los Aztlán junto a otras siete tribus de lengua nahuatl para encontrar el lugar más confortable y habitable del árido norte. Su dios tenía su predicción que el día en el que vieran una águila volando en el cielo y que después se posara en el cactus con una serpiente en la boca, su búsqueda habría finalizado. Así fue cuando los mejicanos se encontraron en la presa del lago Texcoco, vieron el presagio de sus dioses, y establecieron sobre las orillas del lago, fundando la capital: Tenochitlan.

Los mejicanos fundaron su propio poder sobre la creación de un fuerte ejército, gracias a aquello sometieron muy pronto la tribu que antes que ellos habitaban las orillas del lago, creando así el más grande, y fuerte imperio nunca existente en América, que juntó su máximo esplendor bajo el reino de Montezuma II º -el décimo de los doce reyes que reinaron en Tenochtitlán.

Hoy el lago está seco, y los Tenochtitlán son la ciudad de Méjico, pero el águila con la serpiente en la boca, está todavía en la bandera mejicana. La ciudad Tenochtitlán se basaba sobre un esquema perfectamente simétrico, que la subdividía en cuatro secciones, cada una de la cual era administrada de un jefe religioso, un civil y un militar. Se atravesaba de canales utilizados para el transporte. Las casas estaban construidas de barro, mientras las pirámides y palacios eran de piedra. Es sorprendente el testimonio que todavía hoy tiene la arquitectura Azteca,; todas la ciudades eran ricas en templos y palacios de grandes dimensiones, destinados a diferentes finalidades.


Los templos eran consagrados específicos dioses y usados para actividades religiosas y para la práctica de los sacrificios humanos. Los templos azteca se parecían a las pirámides egipcias, pero se diferenciaban por la orientación (los aztecas trazan la línea del solsticio y de los equinoccios, mientras los egipcios, según una línea que de Norte a Sur) y la función: los templos aztecas debían tener escaleras para resaltar, y la cima debía ser plana, porque era la base en la cual se practicaban los sacrificios.

La mayor parte del imperio azteca aumenta sobre la guía de Tlacaélel –sobrino de Montezuma- que cuando se le vió negada la posibilidad de salir al trono, se dedicó al culto de su serpiente, siendo una de sus más persistente discípulos. Tlacaélel, sabía que no podía gobernar, y asume el cargo de consejero, proponiendo diversas reformas que llevaron al desarrollo de la propia civilización. Se reescribe la historia de los Aztecas, destruyendo todo testimonio escrito precedente la fundación de Tenochtitlán, que reformó la religión azteca y sobre todo instauró la “guerra ritual” un rito periódico que simulaba una serie de combates, garantizando así un ejército siempre bien adiestrado.

El imperio azteca se basaba sobre un régimen fuertemente jerarquizado: el miembro más importante del gobierno era el Emperador, un título no hereditario que en náhuatl viene del término huey tlatoque o tlatoni. En realidad éstos dos términos se traducen como “orador “ y “gran orador” para explicar la capacidad oratoria del seleccionado al cargo, pero sobre todo para subrayar su capacidad de hablar con la divinidad, y de ser su portavoz. Además del emperador habían sacerdotes, que hacían de consejeros del querer divino, bajo el soberano y les indicaban el justo camino a seguir para no turbar la divinidad.
La clase social más elevada era aquella de los “pilli” o sea nobles que en origen no era un título hereditario. La nobleza se ocupaba de la burocracia del país de la administración pública a la contratación con el pueblo vecino. Eran entonces los “macehuallil” de extracción campesina, esta parte de la población se dedicaba a lo otro. Convirtiéndose en artesanos, soldados, mercaderes-cuando se dieron cuenta que el trabajo en el campo era dura y no bastaba en satisfacer la exigencia familiar. Su importancia era continuamente creciendo, visto que la ganancia de la ciudad se obtenía de su trabajo. Particular importancia era dada a los mercaderes que viajaban a veces, cubriendo el trabajo de espías.

Eran pues los esclavos “tlacotin”. A los  Mexica se llegaron a esclavos por haber cometido crímenes como el hurto, el homicidio, a causa de débitos o como prisioneros de guerra. Los esclavos podían comprar la propia libertad pagando un precio en dinero, o a la muerte del señor se liberaba aquel que lo había servido mejor.
Un aspecto muy célebre pero cruel de la cultura azteca es la práctica del sacrificio humano, era necesario para alimentar y apaciguar a los dioses. Los sacerdotes seguían la leyenda y mitos de la creación en la cual se contaba que eran solo cuatro grandes en la historia del hombre, cada una concluida con una catástrofe. La nuestra era debida al dios nanahuatl se sacrificò a venir transformado en sol. Los hombres eran llamados a seguir el ejemplo para mantener el Sol, dispensador de luz y calor, en movimiento. El sacrificio era entonces considerado necesario a la supervivencia de toda la civilización azteca.
El sacrificio humano, traído de los aztecas a niveles nunca alcanzados antes, era figurado en muchos bajo relieves de decoración , porque la importancia fundamental según los sacerdotes de una unidad social: el pueblo uniéndose en un crimen colectivo se sentía identificado y representado.

Todos los cuatro eran precedentes y representados en la “piedra del sol”, el calendario azteco encontrado en la ciudad de Méjico,

Los aztecas seguían una forma de politeísmo muy compleja. La base de su credo era el Dios Quetzalcoatl – la serpiente con plumas , padre de la civilización y única divinidad contraria a los sacrificios, según una leyenda Quetzalcoatl había sido forzado al exilio de su hermano gemelo Tezcatlipoca , dios de la noche y de la tentación, pero habría prometido volver a bordo de una nave, para guiar personalmente a su pueblo. Quetzalcoatl se representaba con una larga barba que le cubría la cara, motivo por el cual se cree que Montezuma habría creído ver al dios de vuelta a la patria en Cortez, y no lo habían atacado
Divinidad protectora de la ciudad de Tenochtitlàn era “Huitzilopochtli” (literalmente “colibrí del sur”) dios de la guerra que todavía hoy se figura como una culebra o como un hombre con la cabeza y la pierna izquierdas adornadas con las plumas del colibrí , la cara pintada de negro y un espejo y una serpiente en las dos manos.
Comparte con Google Plus
ESCRITO POR: Compilación de Archivos

Dispuesto a compartir contigo a traves de éste blog, publicar en la red es un medio de llegar a tí, el conocimiento es universal, ésta es mi parte y la comparto, gracias por visitar mi blog y no olvides de compartir éste artículo.

    Comentario de Blogger
    Comentario de Facebook

0 comentarios:

Publicar un comentario